Sin embargo, ya generalmente comprendemos que al usarlas como los países asiáticos desde hace ya tiempo, evitamos también partículas de polvo, ácaros, polen, elementos microscópicos de la contaminación ambiental y de la combustión de los vehículos, que con las mascarillas son filtrados y no son respirados, evitándose el daño pulmonar.
Una forma ya antigua de reducir otras enfermedades respiratorias, como la gripe, la tuberculosis, y a su vez minimizar la halitosis y la saliva que de forma casi imperceptible se expulsa al respirar o estornudar ó toser.
Hoy en día, después del aprendizaje masivo y universal, casi nos sentimos desnudos si no se utiliza en ciertas situaciones cotidianas.
Las sonrisas que ocultan las mascarillas, las multiplican y aumentan las miradas. Eso con solo, una esperanza y una conciencia nueva, pensar que todo tiene sus ventajas e inconvenientes, y que por el Covid-19, es en algunas ocasiones, conveniente.
No hay mal que por bien no venga.
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